Mente Criminal ayuda a sus lectores a ingresar al mundo de las investigaciones criminales y descubrir las historias reales detrás de los crímenes que conmocionaron al mundo. En sus libros, los lectores siguen paso a paso el trabajo de los detectives, descubren las pistas y resuelven el caso: ¿Cómo se cometieron los crímenes? ¿Por qué los perpetraron? Cada uno de sus libros profundiza en estas preguntas analizando los motivos detrás de los crímenes que hicieron que comunidades enteras vivieran atemorizadas: la verdadera historia detrás de los crímenes que nos hacen enfrentar el lado más oscuro de la naturaleza humana.
Extremadamente peligroso y sádico, Ted Bundy confesó el asesinato y violación de 36 mujeres entre 1974 y
1978. Sin embargo, algunas investigaciones le atribuyen más de 100 crímenes. Su apariencia pulcra y
atractiva fue la clave para acercarse a sus víctimas, todas jóvenes de entre 14 y 23 años.
Luego las secuestraba, estrangulaba y sodomizaba, incluso después de muertas. Este libro se adentra en la
mente calculadora y fría de este asesino en serie norteamericano, que protagonizó una investigación policial
y un juicio sin precedentes que lo llevó a la silla eléctrica el 24 de enero de 1989 en Florida.
El tranquilo barrio de Norwood Park (Chicago) está en shock. ¿Quién se oculta tras la máscara del payaso Pogo?
Nadie sospecha que un cementerio de cadáveres se esconde en su casa. ¿Realmente este divertido payaso, padre
de familia y vecino ejemplar ha asesinado a 33 jóvenes muchos de ellos adolescentes? Dicen que los violaba y
los torturaba hasta la extenuación… ¿Cómo han podido vivir al lado de un criminal sin haberse percatado de
nada?
Lo cierto es que era un asesino serial, de personalidad múltiple, antisocial, narcisista, y megalómano que
disfrutaba infligiendo torturas a sus víctimas hasta matarlas. Además, carecía de remordimientos.
¿Estaba loco? Demente o no, John Wayne Gacy, el hombre de las dos caras, es hoy un icono del terror: el payaso
asesino.
Un padre y esposo ejemplar, integrante activo de la iglesia luterana y de los Boy Scouts. Este era Dennis
Rader.
Pero también fue el depredador sexual conocido en Kansas, EE UU, como BTK, apodo que eligió para hacerse
famoso por su modus operandi: atar, torturar y matar. Acechaba y estudiaba a sus víctimas como si se tratase
de un proyecto, preparaba su kit con las herramientas necesarias para torturarlas y se lanzaba al hit del
triunfo.
Así vivió durante treinta años, tres décadas en las que simuló ser un ciudadano perfecto para cometer los
crímenes más atroces. Se esmeró en publicitarlos enviando mensajes a distintos medios y a la Policía. Y al fin
se equivocó.
Cumple una condena de 175 años sin derecho a la libertad condicional.
Andréi Románovich Chikatilo, miembro del Partido Comunista y maestro de escuela, se considera el asesino en
serie más salvaje y prolífico de la historia de Rusia.
Conocido como «el Carnicero de Rostov», cometió asalto sexual, asesinato, mutilación y canibalismo con mujeres
y niños entre 1978 y 1990 en Rostov del Don, ciudad ubicada al suroeste de la Rusia europea.
Confesó un total de 56 asesinatos y fue juzgado por 53 en abril de 1992. Condenado a muerte y consciente de sus
delitos, fue ejecutado con un disparo en la nuca en febrero de 1994 en la prisión de Rostov del Don.
Probablemente, haya deseado morir para frenar la bestia interior que lo dominó durante tantos años y lo impulsó
a cometer tantos crímenes aberrantes sin culpa ni arrepentimiento.
Henry Lee Lucas odiaba a las mujeres visceralmente. Tal vez las causas residan en el maltrato, la indigencia y,
principalmente, la sodomización que sufrió en la infancia por parte de la madre, quien lo disfrazaba de niña
para ofrecerlo a sus clientes e incluso para mandarle a la escuela.
Estuvo en la cárcel varias veces en su vida por robar, secuestrar y asesinar. Declaró haber matado a su madre,
a su novia de 15 años, y a la anciana de 82 que lo había empleado. Confesó más de un centenar de homicidios,
por lo que se convertiría en el «mayor asesino en serie» de la historia estadounidense. Pero no se pudieron
comprobar.
¿Basta la confesión de un asesino cuando no hay pruebas materiales para condenarlo a prisión perpetua? Un
recorrido por las mentiras de Henry Lee Lucas y la exhaustiva investigación de los Rangers de Texas.
Aileen Carol Wuornos, nacida bajo el nombre de Aileen Carol Pittman, fue una asesina en serie estadounidense
que admitió haber matado a siete hombres en incidentes separados; todos ellos, afirmó, la violaron (o
intentaron hacerlo) mientras ejercía la prostitución.
Se diagnosticó en ella un trastorno de personalidad antisocial por la violencia de sus actos, así como por el
desprecio de los derechos de otros, su incapacidad para adecuarse a las normas legales, su beligerancia, la
despreocupación temeraria por su propia seguridad, junto a la irresponsabilidad constante y a su falta de
remordimiento.
Fue condenada a muerte en 1992 y ejecutada por inyección letal en el estado de Florida 10 años después de su
arresto.
En la década de 1960, Charles Manson se creyó un profeta, pero fue un criminal y un embaucador. Lideró una
banda de jóvenes e instigó a sus seguidores a cometer crímenes atroces para alcanzar su cometido: generar una
guerra racial.
Su particular interpretación de la canción Helter Skelter, de The Beatles, le llevó a la fama. Sin embargo, hay
una pregunta que resuena con la música: ¿por qué eligió matar a la bella Sharon Tate, esposa de Roman Polanski?
Cómo vivió y qué condena recibió Charles Manson, el juicio, el destino de los integrantes de «la Familia», las
insignias, el rancho que habitaba la comunidad, todo es primordial para intentar comprender lo que ocurrió en
la mansión de los Polanski y de los La-Bianca.
Un acertijo que se multiplica con el correr del tiempo, eso precisamente define al hombre que firmaba sus
cartas como «Zodíaco».
Matar a quemarropa, dar aviso a la policía, comunicarse con los medios y burlarse de la sociedad a la que
mantenía en vilo, todo parece el juego de un asesino sádico e inteligente. Sin embargo, ¿por qué solo le
conocemos a través de un retrato robot? ¿Acaso podríamos poner en duda la existencia de un solo criminal?
El análisis de las pistas y la coartada de cada sospechoso, en una investigación que parece eterna.
Andrew Cunanan fue un asesino cruel y despiadado con sus víctimas. Se pueden deducir las causas que lo
condujeron a matar en cuatro oportunidades menos en una: cuando le disparó al famoso diseñador de modas Gianni
Versace.
¿Lo había visto alguna vez? Probablemente no. El motivo real se desconoce porque, cuando se supo acorralado por
la policía, se suicidó y se llevó el secreto a la tumba.
En un afanoso recorrido por la niñez, el despertar y la elección sexual, las mentiras, el narcisismo e incluso
las dudas que despierta la mente de este criminal carismático y perturbado podemos conjeturar las respuestas.
Los crímenes de Jeffrey Dahmer son tan escalofriantes que superan la peor pesadilla del guionista de cine más
gore. Diecisiete hombres, la mayoría afroamericanos, acabaron despedazados en manos de este rubio «al que te
venían ganas de cuidar». Los seducía, los estrangulaba y los descuartizaba.
Luego los conservaba en formol o los congelaba. Aunque también le gustaba comerse algunas partes, especialmente
las vísceras…
Fue sentenciado a cadena perpetua el 1 de mayo 1992, se lo trasladó al Instituto Correccional de Columbia donde
permaneció hasta su muerte, el 28 de noviembre de1994, cuando el reo Christopher Scarver lo asesinó.
Descubre cómo un chico “normal” de clase media se transformó en un monstruo obsesionado por dominar y poseer a
sus víctimas, y cómo la policía descubrió sus crímenes y su macabra colección.
Al sur de Moscú, precisamente en el parque Bitsa, el joven empleado Alexandr Yuryevich Pichushkin se
transformaba en un asesino despiadado y cruel que era capaz de martillar la cabeza de las personas que capturaba
e, incluso, de incrustarles una botella de vidrio.
En su mente psicópata, no existió el remordimiento ni la culpa. Era consciente de cada acto que llevaba a cabo.
De hecho, confesó que quería superar la cantidad de víctimas del asesino serial Andrei Chikatilo. Usaba un
tablero de ajedrez para registrar las muertes y se vanagloriaba de ellas: confesó que no le hubieran alcanzado
las 64 casillas si no lo hubiesen detenido.
¿Es posible que buscara ser capturado por la policía? La lectura de este libro echa una luz sobre el modus
operandi a la vez que recorre la vida de Pichushkin para intentar dar una respuesta al horror.
En la triple frontera de Colombia, Perú y Ecuador, «El Monstruo de Los Andes» se ufanó de haber asesinado a más
de 300 niñas y adolescentes mujeres, humildes nativas de entre 8 y 14 años, aunque solo 57 muertes fueron
probadas.
Capturó a esas pequeñas inocentes y vulnerables, las mancilló y las estranguló a la luz del día para verlas
morir y poder gozar. Probablemente 100, 200 o 300 criaturas fueron enterradas por sus manos gigantes.
Sin embargo, solo cumplió una mísera condena y quedó libre. ¿Cómo se condujo la Justicia para que un criminal
como este se trasladara de un país a otro libremente? ¿Vive en la actualidad o fue víctima de la ejecución de
quienes buscaron hacer justicia por mano propia?
Harold Fredrick Shipman fue un médico responsable y amoroso en las comunidades de Pontefract, Todmorden y Hyde,
Reino Unido. Pero también, el acusado de matar a más de 200 personas.
Las víctimas, por lo general ancianas que vivían solas, solicitaban la visita del médico a su domicilio.
Dominado por el impulso de controlar la vida y la muerte de sus pacientes, les inyectaba dosis letales de
morfina, de derivados o medicamentos similares.
Es conocido mundialmente como uno de los peores asesinos en serie de la historia moderna. En el año 2000 fue
condenado a 15 cadenas perpetuas por 15 asesinatos y por la falsificación de un testamento. Nunca confesó sus
crímenes.
Se ahorcó en la prisión de Wakefield, en West Yorkshire, el 13 de enero de 2004.
Arquímides Puccio fue un psicópata asesino de los años ochenta y líder de un clan dedicado al secuestro
extorsivo en Argentina. También fue un padre manipulador y ambicioso, capaz de involucrar a toda su familia en
sus perversos planes delictivos.
Pretendió integrarse en la clase social alta, a la que no pertenecía. Secuestró. Mató. Destruyó el futuro de sus
hijos y de su esposa, pero nunca se hizo cargo de sus delitos ni se arrepintió.
Fue sentenciado a cadena perpetua más la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado por secuestro,
asesinato y asociación ilícita. Recibió el beneficio de la libertad condicional en 2008. Murió a los 83 años,
después de sufrir un accidente cerebrovascular.
Apodado como «El Monstruo de Machala» por la brutalidad con la que asesinó a sus víctimas, Gilberto Antonio
Chamba Jaramillo se encuentra recluido desde 1993 en el Módulo 6 del Centre Penitenciari de Quatre Camins, en
Cataluña.
Cometió la mayor parte de los crímenes en Ecuador, de donde es oriundo. Huyó a España, pero no dejó atrás su
instinto asesino y volvió a matar. Se aprovechaba de las mujeres solas, indefensas o en situación de
vulnerabilidad. Generalmente las levantaba en su auto y las estrangulaba al tiempo que las atacaba sexualmente.
La prensa le llamó «Monstruo» y es el término justo para definir la naturaleza de este sujeto que podría
recuperar la libertad al cumplir 25 años en prisión. ¿Puede la sociedad correr ese riesgo? La discusión se
mantiene vigente.
Un día antes de cumplir los 11 años, Mary Flora Bell estranguló a Martin Brown (de cuatro) y más tarde, a Brian
Howe (de tres), a quien grabó una letra en el vientre e intentó mutilar. Sucedió en Scotswood, Inglaterra, en un
barrio llamado «el Callejón de las Ratas».
En 1998, Bell colaboró con Gitta Sereny contando cómo había sido su vida y el abuso sufrido a manos de su madre
prostituta y de sus clientes. ¿Cómo vivía la niña Mary Bell en 1968 cuando cometió los crímenes? Las acciones
que le hicieron merecer el apodo de «Monstruo», la condena y el padecimiento de las familias de las víctimas se
revelan en estas páginas.
Desde su libertad en 1980, ha usado varios seudónimos. Finalmente en 2003, consiguió la identidad protegida de
por vida para ella, la hija y los nietos. Hoy vive de incógnito.
Donato Bilancia fue "El monstruo de Liguria", "El asesino de prostitutas" y "El asesino del tren", un criminal
que aterrorizó a la región de Liguria, en Italia.
De pequeño padeció el maltrato de su madre, de su tía y de sus primos por sufrir enuresis hasta los 12 años.
Incursionó en una carrera delictiva y asesinó a 17 personas en total. Las víctimas eran hombres, en general, con
la finalidad de robarles. Mujeres prostitutas, y también mujeres elegidas al azar. Para matar, utilizó en casi
todos los casos un revólver Smith & Wesson, calibre 38; para abordar a las prostitutas, un coche Mercedes negro.
Se lo condenó a 13 cadenas perpetuas consecutivas. Falleció el 17 de diciembre de 2020 por coronavirus en la
cárcel de Padua.
Probablemente es uno de los asesinos en serie más famosos de la historia. Cometió varios crímenes en 1888,
principalmente en el distrito de Whitechapel, en Londres.
No se le ha podido identificar, aunque las investigaciones han llegado a incriminar a personas de la alta
sociedad de aquella época: el duque de Clarence, el escritor Lewis Carroll, el pintor Walter Sickert, entre
otros.
Se le adjudican cinco homicidios y a esas víctimas se las conoce como las ""canónicas"". Pero en el expediente
""Asesinatos de Whitechapel"" de la Policía hay once casos. Las mujeres, todas de clase baja, desprotegidas y
prostitutas, aparecieron con las gargantas cortadas y los cuerpos mutilados y eviscerados con una violencia
inusual.
Jack el Destripador es descrito como un asesino inteligente, eficaz, burlón, astuto y despiadadamente frío.
Detrás de «el Arropiero», un simple vendedor ambulante de golosinas preparadas con arrope, se ocultó el mayor
asesino en serie de la historia de España en los años setenta.
Manuel Delgado Villegas sufrió maltrato físico y psicológico durante la infancia. Por la dislexia y la
tartamudez, le trataban de tonto.
¿Cuándo se origina el criminal en la mente de un individuo con estas características? ¿Halla su venganza en la
violencia? No solo confesó los 48 homicidios y las violaciones que realizó aun después de matar, sino que
colaboró con las búsquedas policiales de los cuerpos y se jactó de sus acciones.
Nunca se arrepintió de sus crímenes. Entonces… ¿a quién culpaba? ¿Dónde y cómo terminó su vida?
El 9 de enero de 1993, el engañoso médico e investigador de la OMS, Jean Claude Romand, asesinó a su mujer con
un rodillo de amasar, y más tarde a sus hijos de 7 y 5 años empleando un rifle de calibre 22.
Tras los crímenes, limpió la casa, salió a pasear y más tarde se dirigió a la casa de sus padres, donde, después
de comer, los asesinó del mismo modo. Pasó la noche con su amante en París, regresó a su domicilio y le prendió
fuego con él adentro, pero fue rescatado por los bomberos y consiguió salvar su vida.
¿Cómo pudo un mitómano compulsivo llegar tan lejos? ¿Qué motivos le hicieron falsear la realidad y después matar
con tanta crueldad a su propia familia? Le condenaron a cadena perpetua. En 2019 obtuvo la libertad condicional.